La semana
pasada, algunos de los alumnos de tercero del instituto Lluís Domenech i
Montaner
fuimos a krefeld (Alemania). Krefeld es una ciudad situada al este de
Alemania
cerca de Dusseldorf y de Holanda. Habitan el doble de personas que en
Mataró, pero
cualquier persona que visitara las dos ciudades diría que Mataró es más
grande. Para
ser una ciudad con casi 250.000 habitantes hay infinidad de casas, y los
pisos son
bonitos y grandes. Vemos mucha naturaleza y vayas donde vayas
encontraras
jardines verdes y parques bonitos. El centro de la ciudad de Krefeld es
como las
afueras de Mataró.
Yo no puedo
hablar por todos mis compañeros del intercambio, pero en la casa que
me
recibieron fueron muy educados y amables. Me trataron de la misma manera en
que lo
hicimos en mi casa: con cariño, respeto y mucha comida. Yo vivía en una casa
muy grande y
podía tener habitación propia, pero otros compañeros míos, vivían en
pisos donde
no tenían más habitaciones libres y tenían que compartirla. Esto es algo a
lo que te
tienes que adaptar. Yo cenaba a las siete, pero había amigos míos que
algunos días
no cenaban, y por eso me siento afortunada con la familia que me tocó.
Como he
dicho anteriormente la mayoría de los alemanes comen temprano y cenan a
las siete,
algo que aquí en España sería impensable. Hasta las siete la gente trabaja,
pero después
de esa hora ya no puedes encontrar ninguna tienda abierta, porque se
van a casa a
cenar y a hacer vida familiar. Esta costumbre no me gustaba porque
encontrarme
todo cerrado tan pronto me sorprendía, pero después vi que es algo muy
bueno porque
así la gente puede hacer vida familiar. Una costumbre que me ha
chocado
mucho, es que los alemanes no se abrazan, es algo que no está muy buen
visto y si
se dan un abrazo no debe ser muy fuerte. En este país la gente acostumbra
a
ser muy
reservada.

Fuimos a
tres ciudades de excursión. La primera fue el martes y viajamos a Aachen una ciudad muy
bonita y llena de historia. Nos hicieron una visita guiada por los lugares más bellos e
importantes. Duró aproximadamente dos horas. Cuando terminó hicimos las
exposiciones y tuvimos tiempo libre para comer, pasear o comprar por el pueblo.
El miércoles
también fuimos de excursión, pero sin nuestros alemanes, y el sitio escogido fue
Düsseldorf. Una ciudad muy bonita. Visitamos la torre y tuvimos más tiempo para ir de
compras o comer que el martes. Algo que a mí me fue muy bien porque es una ciudad llena
de tiendas que me encantan. Y finalmente el jueves fuimos a köln. Este día volvimos a
ir de excursión con nuestros alemanes igual que hicimos el martes. Fuimos a un museo
donde nos hicieron otra visita guiada de una hora y media. Más tarde subimos a
una catedral donde había 500 escalones, y tras esta maratón nos fuimos a comer. Vimos
el puente de los candados, donde las parejas ponen uno y tiran la llave al rio de
manera que el amor que sienten nunca terminará. Después de tener tiempo libre,
durante dos horas, volvimos a Krefeld satisfechos por esta experiencia.
Hacer un
intercambio tiene cosas buenas y malas, y no todo lo que viví en Alemania
me gustó.
Hay muchas cosas positivas, como que el medio ambiento es muy verde, la
gente no
contamina, hay más vida familiar que aquí en España… pero también tiene
cosas
sorprendentes. Tuve que acostumbrarme a cenar muy temprano y a que las
tiendas
cerraran cuando el sol aún estaba presente, incluso tuve que adaptarme a salir
cuarenta y
cinco minutos antes de que empezara el colegio y llegar media hora antes.
Pero todo
esto es aceptable y soportable si lo contrarrestas con la experiencia de vivir
un
intercambio e ir a Alemania. Si estás en segundo de ESO y aun dudas en si hacer
este
intercambio o no te recomiendo que te apuntes porque es una experiencia que vale la pena vivir.