Entrevista a Néfer Rovira, artista y profesora de visual y plástica.
Vamos a intentar conocer un poco más a fondo la obra del “Elefant" y consecuentemente a su creadora.
-
¿Con que manifestación artística te identificas
más?
En mi cabeza y en mi corazón hay muchos cuadros que me
gustan muchísimo y que me emocionan: Adán y Eva de Dürer, un Goya, un Bosco, la
pintura flamenca, el arte expresionista alemán, el abstracto americano, el
impresionismo francés…
Me conmueve las esculturas de Oteiza más que las de
Chillida. Me gusta más el Millares que Tàpies, ya que considero que es
precursor de este. En definitiva, me gustan todas las obras de arte siempre y
cuando sean buenas. Pero me identifico mucho más con el arte anónimo:
prehistórico, egipcio, románico…S iempre me imagino que si hubiese vivido en
esas épocas yo también pintaría en las paredes sin tantas pretensiones, como
una función más de la sociedad del momento y sin tener que firmar. La firma de
autor, es un invento narcisista del Renacimiento.
-
¿Cómo se puede compaginar ser artista con ser
profesor?
Reflexionando sobre los años ya pasados, mirando hacia
atrás, diría que en realidad sí se puede compaginar. Yo he efectuado gran parte
de mi obra siendo profesora.
Muy de vez en cuando solicito permisos por asuntos
propios sin ninguna retribución económica. A cambio no voy de vacaciones y dejo
de hacer cosas que me suponga gastar dinero. Estos periodos de tiempo que me he
quedado en casa, me ayudan a encontrar mi centralidad y a equilibrarme un poco.
Pero esta porción de tiempo ante tantos años de docencia es insignificante. De
hecho, aunque no pinte no paro de imaginarme cuadros. Trabajar de este modo no
lo aconsejo a nadie; es agotador y a lo largo de los años pasa factura:
cansancio y tristeza. Diría que es una presión excesiva.
Hablando con franqueza, en realidad, no se puede
compaginar: son dos mundos muy densos y profundos, con tantos matices que a
veces pienso si podré ser profesora o ser pintora en mi próximo proyecto, en mi
próximo curso.
-
¿Puedes explicar el proceso de creación de esta
obra de arte? ¿Qué sentido metafórico tiene? ¿Cómo aparece la idea?

Se me ocurrió aprovechar el mobiliario del instituto
para hacer grandes estructuras ensamblándolos y forrándolos con film
transparente.
A todos los alumnos que tengo en este momento los
responsabilizo de una parte del montaje: USEE, tercero, cuarto, segundo, pasarelas
y a veces algún alumno expulsado que encuentro en la entrada del instituto o en
el comedor.
No quería hacer ni un árbol de Navidad ni un camello.
Se me ocurrió lo del elefante, como animal exótico. Pero en realidad quería
vengarme de un rey estúpido que por diversión se atreve a asesinar un animal
tan bello. Encima, hace ostentación fotografiándose con el elefante abatido.
Aquella foto, se me quedó grabada: el animal murió con la cabeza apoyada a un
árbol. Es un gesto “in extremis” que muchos animales hacen cuando les faltan
las fuerzas intentando así que la columna se tensione para poderse mantener
erguidos. Las patas doblegadas hacia atrás redondas y fuertes me conmueven, con
las pezuñas que parecen arcos.
Los elefantes, siempre tienen un rostro muy amable,
como los delfines. Se mueven lentamente mirándote de reojo sin malicia alguna.
Este rey necio no se entera de nada. Cada arruga de un
elefante refleja la orografía y la climatología del paisaje, es el resultado de
miles de años.
Muchas veces pienso en los elefantes. Me gusta la
curvatura de la columna vertebral que termina en cola, la barriga grandota de
un herbívoro, las orejas –abanico- (a mí me iría bien tenerlas), la trompa con
sus cinco sentidos… Las crías hacen caras de inocentes. También conozco un relato
en donde a un elefante pequeño se le hacen caracolillos de mar en las comisuras
de las orejas porque vive cerca del Mediterráneo.
Me da rabia que mi venganza simbólica me dé tanto
trabajo mientras el rey, con una voz de embudo viejo, lo único que dijo es: “lo
siento mucho, no volverá a ocurrir”. ¡Faltaría más!
Yo haría una postal de la monarquía española donde
apareciera la fotografía de la pata de un elefante aplastando una corona Real y
el sello postal con la cara de cualquier retrato de los esperpentos de Goya.
La idea aparece cuando sentada, observando a los
alumnos en clase, me imagino también las mesas, sillas y taburetes de otra
forma.
¿Se puede enseñar a un alumno a ser sensible y a apreciar una obra
de arte?
Sí, aunque yo siempre trato a los alumnos desde su
propia sensibilidad que ya tienen innata. A partir de este punto es importante
que el alumno se exprese. Es un proceso dificultoso porque no hay unas
condiciones óptimas para dar un margen amplio a los alumnos. También yo a
menudo no tengo fuerzas. Las obras de arte se pueden enseñar, explicar, mostrar
y redescubrir.
Hace muchos años fui profesora de plástica en una
escuela de la Diputación de Barcelona; solo duré un trimestre ya que quise hacer
una exposición de sesenta títeres en “Els Quatre Gats”. Envié unas frases a la
responsable del Departamento de Educación de la Diputación en la que les decía
que quizás, esta exposición, también era una forma de enseñar.
Que los alumnos trabajen desde el principio hasta el final de cada proceso. Que valoren el
libro y que se respeten entre ellos.
Que haya un equilibrio entre el contenido y la manera
de expresarse de cada persona. Que se sientan bien en la hora de plástica.
-
¿Qué dificultades te puedes encontrar al
impartir tu materia?
Dispersión, malos hábitos (posturales, de relación, de
estructura mental errónea o poco saludable), autoestima muy baja,
desorientación, masificación. Pocas horas de currículum en la etapa de ESO con
un temario desbordante. Falta de espacio. También puede suceder que la
saturación de situaciones pueda bloquearme. Creo que los profesores tienen que
ser jóvenes si se quieren impartir unas clases dinámicas y más arriesgadas.
Por parte de la mayoría de los alumnos la gran
dificultad es la poca autonomía y la pereza a la hora de pensar soluciones.
Aun así, estoy contenta de mis alumnos; ellos me han
enseñado muchas cosas que yo no sabía.
Entrevista realizada por: Maria Sánchez García
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada