Ese viernes no tuve que llevar la mochila, gracias a Dios, me saqué 20 kilos de encima. ¿La razón de esto? Resulta que este 5 de febrero de 2016 celebrábamos el carnaval en nuestro instituto. Esta celebración se basa cada año en lo mismo, se divide en dos partes, los desfiles en el escenario y la kermese con sus juegos. Yo os contaré las actuaciones:
Se podían encontrar todo tipo de disfraces. Habían soltado a un grupo de conejitas de negro, quienes ganaron el premio al mejor desfile y coreografía. También había unas chicas guerreras jugadoras de fútbol americano. Y ahí no acabó lo del deporte, las siguieron unas entrenadoras de televisión de los 90’. No faltaron diferentes épocas, culturas y lugares de procedencia en los disfraces, como el grupo de japonesas y un japonés, ganadores del premio a los más elásticos, junto a un par de minions. Más de una sonrisa nos sacaron los cómicos, uno de ellos ganó el premio al mejor monologo. ¡Y no puedo olvidar el premio al mejor disfraz! Unas paracaidistas aterrizaron para recogerlo con mucha alegría.
Igual que los disfraces, los bailes nos dejaron con la boca abierta no, lo siguiente. ¡Había coreografías para dar y regalar! Apenas repetían pasos, y, al menos yo, no sabría hacer ni la mitad de estos.
La música igual que las coreografías, moderna; hits del 2015. Estaban al tono perfecto y mezclada de una manera extraordinaria. Los amantes de la música entenderán a lo que me refiero. Otra era la manera o las ganas en que la gente la aprovechaba, algunos reían y bailaban, otros se limitaban a aplaudir, pero, de eso no voy a hablar hoy.
Y, está claro que, este conjunto de actuaciones no hubiesen sido posibles sin los presentadores que, aparte de hacernos reír, organizaban de cierta manera los desfiles, dando orden a la gente nerviosa por salir a darlo todo.
Antes de acabar de hablar de esto también quiero mencionar a los profesores, si, los que subieron a bailar, mostrando todo su ritmo a su “publico”. Y, cómo no, ganaron un premio como los otros concursantes, y aunque no fue al de mejores profesores, les valió igual.
Antes de acabar de hablar de esto también quiero mencionar a los profesores, si, los que subieron a bailar, mostrando todo su ritmo a su “publico”. Y, cómo no, ganaron un premio como los otros concursantes, y aunque no fue al de mejores profesores, les valió igual.
Realmente yo disfruté muchísimo este día: bailé, salté, grité, hice fotos a todo el mundo que me las pedía, o yo iba detrás de la gente buscando a alguien que quisiera (dichas fotos están en el blog). La música considero que es muy acertada, actual y sobre todo pegadiza. (Sí, estuve cantando todo el día la misma canción. Gracias alumnos de bachillerato). Simplemente agradezco a los organizadores, es decir, a todos los alumnos de 1º de bachillerato, por haber organizado esta festividad tan bien.
Marina Alapont
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